Del novio al yerno.
Mi hija de 20 años ha roto recientemente con su novio. Empezaron a salir hace algún tiempo y después de haberle echado de menos, el otro día volví a verle y definitivamente pensé: “Me gustó su compañía”.
Tengo una amiga que dice que hasta que no le pongan el anillo en el dedo, no debería apegarme mucho a los chicos que salen con mis hijas. También lo he oído de otras personas y aunque puede que sea un buen consejo es mucho más fácil decirlo que hacerlo, al menos para mí.

Quizás es porque en casa sólo somos mujeres pero me encanta cuando mis hijas traen a casa a sus amigos. Toda la atmósfera cambia, puedo tener conversaciones distintas sobre temas en los que ellas no están interesadas y puedo enterarme de cosas de las que posiblemente no me enteraría.
Cuando mi primera hija empezó a salir con un chico, me dijo: “Mamá, es mi novio y quiero que pueda venir a casa y conocerte, te va a encantar”.
La realidad es que cuando el “novio” de mi hija está cerca, puedo ver un lado de distinto del que normalmente veo de ella. Lo de “jóvenes enamorados” es realmente tierno y es bueno saber que puede ser considerada, tonta y cariñosa, una versión muy diferente de la versión con la que habitualmente convivo. He tenido suerte porque me gusta el chico que ha elegido mi hija (al menos hasta ahora). Ha sido educado, amable, cuidadoso, familiar y puro. Un joven con un carácter excelente y estoy feliz de ver que mi hija tiene tan buen gusto.

También agradezco ver que el novio de mi hija ha estado dispuesto a pasar tiempo con nosotras. Y los dos han sido extraordinariamente buenos incluyendo a mi hija más joven cuando han hecho planes como salir a cenar o ir al cine, y han estado pendientes de ella, de sus preocupaciones, sus estudios o de las personas que la rodean.
El novio de mi hija ha estado presente en comidas familiares, celebraciones, visitas al hospital, etc. Me ha felicitado en mi cumpleaños y me ha dado su apoyo cuando ha visto que alguna situación me ahogaba.
Así que… ¿cómo demonios no voy a sentir apego? ¿Cómo consiguen otras personas no apegarse? ¿Cómo se distancian de ese “ser terrible” que se convierte (quizás sólo de manera temporal) en parte de la familia? ¿Hay algún manual o guía que te ayude a no encariñarte y que yo aún no conozco? ¿Realmente tengo que esperar a que mi hija se comprometa o se case antes de encariñarme? ¿Y qué pasa si se casan y luego se divorcian? En el fondo… ¿no es todo un momento en el tiempo?

Después de que mi hija y su novio rompieran, aunque las razones eran previsibles y quedaron como buenos amigos, me encontré echándole muchísimo de menos. Sé que no puedo culpar a nadie ya que he roto la regla nº1: “NO ENCARIÑARSE”. Para hacerlo aún peor, me gustaría decir que he aprendido la lección pero puedo ver cómo podría pasarme otra vez con absoluta claridad. No soy buena manteniendo a distancia a la gente que me gusta.
Otro amigo mío me dice que “soy como soy” y puede que lleve razón. En el fondo lo que más me importa es que mis hijas quieran que conozca a los chicos con los que están saliendo y que se sientan cómodas trayéndolos a casa. Y si el precio que tengo que pagar es encariñarme, y echarles de menos si llegan a romper en algún momento, estoy encantada y muy muy muy dispuesta a pagarlo.
¿Has sentido rechazo en lugar de apego por algún novio/a de tu hijo/a?
¿No es verdad que estos sentimientos también se dan con sus amigos/as?
yo he pasado por ello varias veces la primera si nos encariñamos bastante pues eran muy jóvenes y eran solo uno donde iba uno iba el otro incluso dormia a veces en nuestra casa y fue durito cuando rompieron la relación , con el segundo después de años y preparar boda ,también lo dejaron ahora casad y con un bebe parece muy feliz y yo también siempre ahi
Gracias Pilar. El asunto es que sean felices, ¿no es así?
¡Hola! Me hizo bien leer tu testimonio. Mi hija cortó con su novio esta semana. La verdad es que ella estaba sufriendo y yo misma la alenté para que cortara. Pero me sorprendí porque a pesar de verla a ella mucho más tranquila y hasta de mejor humor, yo me sentía profundamente triste, enojada y con insomnio.
A cualquiera que le cuento esto les parece insólito y me dicen “no te deberías haber encariñado”.
Pero como tú dices, han sido varios meses de mesas compartidas, charlas, cumpleaños, etc. Desde el primer dia que lo conocí como novio de mi hija empecé a tomarle cariño.
Y me cuesta mucho aceptar que yo no puedo llamarlo ni escribirle para despedirme ni para nada. ¡Simplemente no verlo más!
No me gusta que me llamen ingenua o tonta por sentirme así. Creo que es lindo saberme capaz de encariñarme tan rápidamente, aunque esto me haya hecho llorar.
Sólo que todo esto me agarró con la “guardia baja”, realmente no me lo esperaba. Espero la próxima vez estar más prevenida, aunque no pienso cerrar mi corazón por miedo a volver a sufrir.
Un abrazo!
Gracias Lucía porque nuestra intención es ser útiles.
Un abrazo